Una profesión es una actividad humana social mediante la cual se presta un servicio específico a la sociedad de forma institucionalizada.
Los profesionales forman con sus colegas un colectivo, normalmente un colegio profesional o alguna organización similar, que obtiene, o trata de obtener, el control monopolístico sobre el ejercicio de la profesión. Pero, a cambio, deben hacerse responsables ante la sociedad de los productos que diseñan. Esto obliga al Estado a regular la práctica de algunas profesiones para aseguran la seguridad de los ciudadanos y la calidad de los servicios prestados por los profesionales. Son las denominadas profesiones reguladas: Médicos, Abogados, Ingenieros, etc.
Los científicos no tienen que ser regulados porque son fundamentalmente responsables ante otros científicos. Los ingenieros, y las profesiones reguladas en general, tienen que ser regulados, ya que son principalmente responsables ante el público, ante los usuarios.
Para que una profesión regulada desempeñe adecuadamente su papel debe estar perfectamente definido lo que la sociedad espera de cada uno de sus profesionales y, en consecuencia, lo que puede exigirles.
Para la madurez de una profesión debe estar perfectamente definido quién es el responsable de los productos diseñados. Quién es el responsable antes los usuarios. La informática como profesión será cada vez más madura en la medida que existan mecanismos para definir las responsabilidades de cada uno.
Un Ingeniero Informático, si pretendemos que la profesión informática esté cada vez más madura, debe ser responsable de producir productos adecuados para ser usados y tiene que ser responsable de la calidad de esos productos antes los usuarios finales. Esa idea central debe enseñarse en los Grados de Ingeniería Informática.
Unas ideas adicionales pueden encontrarse en Ética y Profesión Informática y la conferencia Informática: Ingeniería, Ética y Profesión pronunciada en la Universidad de Jaén con motivo del Día de la Ingeniería
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